
Grooming: cómo detectarlo y la misión de librar esta conducta en los e-Sports
Según Craven (2006) Se ha coincidido en que el grooming se trata de un
conjunto de conductas y acciones emprendidas de forma deliberada por un adulto
con el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión
emocional con el fin de poder abusar sexualmente de él. No necesariamente se
trataría de un fenómeno virtual (Wolak et al, 2004), sino que puede darse de forma
presencial también sin necesidad de contacto previo.
En el grooming, el sujeto abusador –considerado groomer– accede a la
inocencia e ingenuidad de personas menores de edad -víctimas- para acercarse a
ellas y ganarse su confianza usando las redes sociales. A veces con perfiles falsos
en donde pretenden tener la misma edad que tiene la víctima, pero muchas otras
veces sin disimular ni su edad ni sus intereses, con el único objeto de que, una vez
que se hayan ganado la confianza, obligar a sus víctimas a realizar acciones que se
pueden encuadrar dentro de la figura del abuso sexual. La fragilidad del adolescente
en cuanto a la construcción de una identidad propia, sería uno de los factores que
quedan implicados en la toma de decisiones del abusador para optar por una u otra
víctima. En cuanto a la franja etaria en la que se suelen denunciar este tipo de
crímenes, va desde los 11 hasta los 17 años de edad, haciendo alusión a dicha
identidad. Para Dans (2015), la identidad se trata de aquello que uno es, así como
también de lo que uno aspira a ser. Se trataría de la concepción del adolescente
como un ser en construcción. Con la constante interacción virtual mediante redes
sociales, esta autora contempla que la novedad de contar siempre algo sobre uno
mismo, manifiesta un constante deseo de darse a conocer y conocerse uno mismo,
a través de una relación con el otro. Se puede comprender, entonces, el porqué de
la franja etaria por la que el groomer opta. Más allá de eso, se puede observar
estadísticamente (Wolak, 2013) que la gran mayoría de víctimas son mujeres.
No se trata de un acoso siempre virtual, pero sí es importante remarcar lo
acelerado que se ve el proceso en plataformas online (Winters, 2017). El grooming
no es un fenómeno de la sociedad contemporánea, sino que cuando todavía no se
sabía de la existencia de las redes sociales, ya se podía percibir en distintos ámbitos
tales como plazas, salidas de escuelas, entre otros. A través de estudios de las
conversaciones de los groomers, se logró identificar la diferencia en el compromiso
que hay entre el acosador y el acosado de forma tanto offline como online, notando
una rapidez mucho mayor en la última.
Es también interesante revisar el perfil de un groomer en una plataforma tal como puede ser Facebook, donde se puede ver al abusador agregando compulsivamente “amigos” de las edades deseadas para poder hablarle a cada uno de ellos, iniciando su plan de acción que ser desarrollado luego.
En las redes sociales virtuales, en media hora ya puede haber un inicio de
una charla sexual entre un groomer y su víctima. En este punto, se puede discutir
sobre lo que es el efecto de la desinhibición en línea. Suler (2004) concibe un efecto
que recae sobre la conducta, donde el ser humano lleva adelante acciones que, en
una interacción presencial, no las haría. Las inhibiciones se anulan, dando lugar a
una apertura hacia el otro mucho mayor. Es escenario perfecto para el groomer: un
lugar donde puede falsear su identidad, donde su víctima tendrá una predisposición
más abierta hacia el diálogo y hacia el accionar inusual en la cotidianidad. A
propósito de este mismo tema, Quayle y Taylor (2001), argumenta que la naturaleza
de lo anónimo que provee el mundo mediado por internet, tiene un potente efecto de
desinhibición en el comportamiento humano, así como también provee la habilidad
de expresarse uno mismo en términos de intereses sexuales y fantasías.
También se comprende desde este trabajo la relación dada en el plano del
anonimato como altamente significativa e influyente en la cotidianeidad afectiva de
los actores involucrados (Queau, 1995). Uno de los problemas esenciales que
ocurren en la naturaleza real de las personas electrónicas, es la sensación de
extrañeza, desconfianza y violación de la privacidad al descubrir el engaño. No
solamente son estas las consecuencias, sino que Gandolfi (2020), agrega otras
perceptibles en víctimas, tales como lo son conductas depresivas, baja autoestima,
cambios de humor repentinos y bruscos, bajo rendimiento académico, aislamiento,
alteraciones en el sueño y la alimentación, y hasta el intento de suicidio.
Desarrollo
La perspectiva del groomer:
Su Metodología
Se habló del paralelismo con el cuento de caperucita roja, donde el lobo
selecciona su target, se disfraza para engañarlo y cumple su objetivo. Otro ejemplo,
es el de Julie (Quéau, 1995), el avatar creado por un psiquiatra que se identificaba
en un plano virtual como mujer y ayudaba a resolver sus problemáticas a lo largo de
un mundo ficticio. Si bien los fines eran positivos y las devoluciones eran excelentes,
uno de los alegatos de previas amigas de “Julie”, confirma sentirse violada, lo cual
consta de una relación que, más allá de que haya sido producida dentro de ese
mundo virtual, fue percibida realmente, dejando secuelas en esta mujer. Quéau
(1995), categoriza esta sensación como uno de los problemas esenciales que
ocurren en la naturaleza real de las personas electrónicas.
Algo similar ocurre con el groomer. Wolak (2013) se dedicó a estudiar el perfil
del abusador y encontró datos consistentes, como fue la edad de sus víctimas, con
miles de adolescentes de entre 11 y 17 años agregados. También, era casi requisito
que haya una identidad sexual no definida o frágil. Esta información es concordante
dado el proceso de conformación de la identidad del adolescente en este rango
etario. Dice Dans (2015) que la identidad habla de aquello que uno es y de lo que
uno aspira a ser. Y es justamente lo que se va a buscar definir en este período,
concibiendo al adolescente como un ser en construcción.
Se sabe que una de las tantas formas de construcción de esta identidad, es ni más ni menos que en la interacción con los pares.
Ahora bien, en este mundo de las redes virtuales, Dans (2015) cuenta que la novedad de contar siempre algo en la red sobre uno mismo,
manifiesta un deseo constante de darse a conocer y conocerse, en una relación con
el otro. Es por esto, que el exhibicionismo puede percibirse como un desbordamiento
de ese plano de la intimidad, y que presenta un problema realmente grave con la
difusión de imágenes. Hoy más que nunca, la forja de la personalidad de un
adolescente, se juega a través de un teclado y una pantalla, cuna del
desconocimiento real del otro. En concordancia con este punto, está el efecto de la
desinhibición en línea. Para desarrollar esta perspectiva, se toma como referencia a
O’Conell (2003), quien tiene como producción las 5 etapas distintas del plan de
acción de un groomer
1. Selección de la víctima: Para O´Conell (2003), el groomer inicia con su
proceso de selección, tal como si fuese una entrevista laboral. Realiza un proceso de
búsqueda muy minucioso, enviándole mensajes a los miles de adolescentes
agregados. De esta forma, tiene más chances de conseguir a ese target óptimo.
Ahora bien, ¿qué tiene que tener un target óptimo? Los cuatro requisitos más
comunes que busca el groomer, son: como mencionado previamente, una identidad
sexual no definida o frágil; otro requisito es que haya sufrido un abuso sexual o físico
previamente; que pase por un estado depresivo; o bien, que necesite afecto y
atención. De esta forma, el abusador se colma de herramientas para su trabajo.
2. Desarrollo de la confianza: Es en este punto donde al abusador le
conviene hacerse pasar por otro joven para ganarse su confianza. Cuanto mayor
confianza, mayor reclutamiento de datos personales. Se forma entonces un lazo
amistoso donde, a través de la recolección de datos, el groomer evalúa riesgos para
con ese niño. Hay pocas cosas que son peores que ser un abusador de menores,
por lo que quiere evitar la mayor cantidad de daños colaterales posibles. Se trata de
una relación diádica donde ambos son parte del mismo circuito.
3. Comienzo del engaño: Se comienza a llevar adelante un proceso de
desensibilización hacia la víctima. Se pretende un enamoramiento, comenzando a
inducir lentamente la temática deseada: desnudos, actos sexuales, fotos, videos. Ya
se desprende de esa relación de dos partes, y se transforma en una relación de
exclusión. Es un punto de real importancia, ya que, como dice Dans (2015), el
adolescente quiere saberse único y protagonista de una historia que comparte en
relaciones de intimidad. Y es aquí donde se siente de esa forma. Es aquí donde la
víctima se siente comprometida con la causa y cae a las garras del lobo.
4. Contenido sexual: Ya en este punto se pasa a la solicitud de ese
contenido sexual explícitamente. Luego de un arduo trabajo de manipulación, logra
obtener lo que quiere de su víctima y comienza la parte que más secuelas deja: el
chantaje. En una situación de suma exposición, se pierde el concepto de intimidad
que se tenía. Aquello que se buscaba conocer, ahora ni siquiera es propio. La
amenaza de publicar ese material entra en juego, y pone en jaque a la víctima.
5. Etapa final: La forma de finalizar esta relación por parte del groomer, se
trata de una serie de estrategias para evitar, como mencionado previamente, la
mayor cantidad de daños colaterales posibles. Por lo tanto, el objetivo primordial va
a ser volver a ese segundo paso donde había una relación diádica, de confianza,
lejos de todo contenido sexual. Desde ya, hay casos donde carece el abusador de
esta posibilidad, por lo que debe optar por el denominado hit and run: se genera el
contacto, se obtiene lo que se busca, y se desvanece.
¿Por qué lo hace?
Detrás del tratar de comprender los motivos por los cuales distintas personas
llevan adelante actos implicados en la ilegalidad, Kloess (2014) busca cuáles son
estos para el groomer. Este autor desarrolla 3 motivos específicos por los cuales un
adulto puede llegar a implicarse en el grooming como abusador.
El primero de ellos es una forma desadaptativa de respuesta por falta de
poder enfrentar sus propias necesidades tanto emocionales como sexuales. No es
solamente esa saciedad física, sino también desde el aspecto emotivo. A falta de
poder desarrollarse en un plan de vida con una persona que pueda compartir
diversas cualidades, este adulto optaría entonces por un menor de edad. El segundo
motivo, es una desviación sexual orientada hacia los menores de edad. A pesar de
la divulgación de este tópico, sigue siendo uno de los mayores problemas en cuanto
a la trata de personas, y continúa inconcluso al día de la fecha, sin haber podido ser
erradicada. El último, se trata de una coherencia emocional relacionada con una
identificación hacia las necesidades de los niños, más que con las necesidades de un adulto.
En este caso, se retoma de alguna forma el primero de los motivos. No hay una identificación con el plan “esperable” de una persona adulta, sino que más bien se mantienen esas necesidades infantiles. De esta forma, se predispone la inclinación hacia el tipo de actividades como las desarrolladas en este trabajo.
Perspectiva de la víctima
Consecuencias del abuso
Es un tanto curioso cómo se habla del plano de las redes sociales desde un
mundo de puro anonimato, desconocimiento, de un mundo virtual. Ahora bien, la
Real Academia Española (2020) entiende lo virtual como algo “que solamente existe
de forma aparente y no es real”. Y vaya paradoja entonces: donde se habla de algo
que sólo existe de forma aparente, que no es real, se da lugar a consecuencias
absolutamente palpables en la vida cotidiana.
Ya previamente se hablaba del caso de una allegada de Julie en la
producción literaria de Queau, quien se había sentido violada a pesar de haber sido
una relación en términos “virtuales”. Es entonces momento de repensar a esta
virtualidad como algo aparente o que no es real, teniéndolo en cuenta como un
fenómeno que es más que real y causante de tantas consecuencias tanto a nivel
físico como mental. Un espacio en el cual se da lugar a experiencias a sensibles en
seres de autoconocimiento y construcción de una identidad propia.
La perspectiva de trabajo en cuanto al grooming, no tiene que ser una
reactiva, sino más bien preventiva. En un mundo donde el flujo de información viaja
a velocidades inesperadas en otros momentos. No hay reacción que valga en
situaciones de abuso como las trabajadas en este escrito. A un click de distancia, se
encuentra la difusión inmediata da un contenido íntimo.
Gandolfi (2020), analizando el fenómeno del grooming, describe los síntomas
más frecuentes que se pueden percibir en las víctimas. Conductas depresivas serían
las más visibles, siendo algo absolutamente normal. Acompañado esto mismo de
desconfianza, ya que esa intimidad que se estaba buscando, ahora está más lejos
que nunca de ser íntima. Esto viene acompañado lógicamente de una baja
autoestima. No solamente se puede haber roto una relación de extrema exclusividad
y confianza, sino que también se habría dado por sabido un engaño absoluto que
puede haber llevado un largo tiempo. También describe que se pueden observar
cambios de humor repentinos y bruscos, dado que, si bien puede recuperarse
anímicamente por momentos, los recuerdos de lo acontecido siempre pueden
romper con esa calma o tranquilidad. Destaca también el bajo rendimiento
académico, el cual lo relaciona mucho con el aislamiento.
No se trataría de una baja en el rendimiento cognitivo del adolescente, sino que es más bien una baja en la capacidad atencional. Los niveles de concentración pueden verse altamente afectados. Pero no es solamente por este motivo, sino que, justamente yendo de la mano del aislamiento, se encuentra el miedo a que ese contenido propio e íntimo pueda ser visto por sus compañeros tanto del espacio áulico como de la institución educativa. Hay casos en los que no se trata de un groomer propiamente dicho, sino de un miembro de esa institución que actúa como un groomer y difunde el contenido privado de su víctima. Por último, menciona alteraciones del sueño y de la alimentación, los cuales también los relaciona con una cuestión interpersonal. Mientras que el sueño es más bien una falta de calma y acción del sistema nervioso parasimpático, la alimentación, o bien la comensalidad, históricamente se ha tratado de un acto de interacción con un círculo de extrema confianza. Como se comentó en este último párrafo, la desconfianza, el aislamiento y demás, pueden ser causantes de una alteración en la ingesta. Por último, pero no menos importante, se encuentran los intentos de suicidio. En este caso, suele verse un borramiento parental extremo, una falta de contención total para la víctima, dando lugar al autoflagelo, e incluso, a la quita de la vida propia.
Recomendaciones para el usuario: prevención
Kloess (2017), explica que en un estudio realizado, 23 adolescentes víctimas
de grooming online, se mantenían en contacto por una cuestión de curiosidad sexual
y exploración de su cuerpo. Según Greene-Colozzi (2020), adolescentes que fueron
víctimas de acoso online, creían fervientemente que el hecho de que los hayan
elegido a ellos, fue por una cuestión de su madurez, de sus atributos sexuales, e
inclusive por su personalidad. Y cómo un último dato relevante de un estudio de
Villacampa y Gomez (2017) en Cataluña, un 50% de jóvenes víctimas de acoso no
reportaron el grooming porque no lo consideraron como algo serio.
Es por esto que se suelen tener en cuenta recomendaciones para todo menor
de edad que haga uso de las redes sociales. En principio, siempre se suele hacer la
acotación más básica, pero de alta relevancia, que es el rechazo de todo tipo de
mensajes tanto sexual como pornográficos. A pesar de querer autoconocerse y
autopercibirse en tanto ser sexual, que como dice Dans (2015) es una de las
características de este período etario, las redes sociales no son el lugar para llevarlo
adelante, especialmente en esta era de información altamente divulgable.
Se busca promover el uso de perfiles privados y no públicos, permaneciendo
con información sensible de la forma más conservada posible. Se suele recomendar
que se tenga en cuenta que aquel contenido que se está compartiendo, sea
contenido que cada quien está dispuesto a que lo vea todo el mundo, y no
solamente aquellas personas que tienen acceso a ese perfil, ya que toda cuenta
puede ser manipulada y de ahí extraer contenido sensible. Por esto mismo, la
recomendación de que el contenido compartido no tenga un componente sexual.
Ya orientando la propuesta hacia el contacto con el groomer, en caso de que
se haya llevado adelante o se sospeche del mismo, es importante guardar todas las
pruebas que sean posibles: conversaciones, mensajes, capturas de pantalla, etc. De
esta forma, podrá tomarse acción. En caso de que ya se haya concretado el abuso,
es importante no ceder ante el chantaje, ya que es darle al abusador eso que está
buscando, imposibilitando el diálogo con aquellos quienes pueden serte de ayuda.
Compartirlo con padres, policía o guardia civil sería la forma más sensata de actuar.
Perspectiva de la pareja parental
Una crítica muy popular que se le hace al cuento de caperucita roja, pone en
falta a la pequeña niña por haber ido caminando sola por el bosque, por hablar con
un desconocido. En realidad, lo único que tendría que haber ocurrido era la
prevención por parte de los padres, dando lugar al borramiento de los mismos y
culpabilizando a la pobre niña que fue enviada con un propósito. Es de público
conocimiento que el cuento concluye con el padre de caperucita hachando la panza
del lobo y salvando a su hija, es decir, reaccionando a la acción del impostor.
Con el grooming ocurre algo similar. Se puede hablar de discursos sociales
que dan lugar a ese borramiento parental. Hoy en día, frente a la solicitud de un
padre para que su hijo le instale una aplicación en el celular, puede responder con la
creencia de “los niños no necesitan nuestra ayuda porque la tienen clara con la
tecnologìa”. Ya llegando a los últimos párrafos de este trabajo, se ha repetido que la
función parental en casos de grooming, no es reactiva sino preventiva.
En los últimos 30 años, se dio mucho lugar al desarrollo de softwares de
prevención para grandes empresas que manejan inmensas cantidades de
información, que lógicamente es íntima y privada de cada institución. Ahora bien,
¿cuál es el software de control para que nuestros hijos no sean víctimas de una
situación de grooming? Y la respuesta no es otra sino el diálogo.
Cuando se trata de internet, no hay actividad reactiva que sea suficiente para darle fin a un contenido que ya está en las redes. El apelar a la incomodidad individual, el acercarse a esa aplicación extraña, el entender cómo se usa, para qué funciona, es de suma utilidad para poder fomentar este diálogo educativo y preventivo.
Fuente: DEVA.
Comments (2)
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